ESCALERAS MECANICAS

"SEA PRUDENTE EN EL USO DE LAS ESCALERAS MECANICAS" (cartel que reza en los subterráneos de Buenos Aires).
Sin embargo no lo fui, un día se me enganchó el taco del zapato en las ranuras de un peldaño, justo al pie de la escalera. Forcejee y me fui con todo el dolor del único par de zapatos que tenía.
A pesar de ello al día siguiente volví y esta vez me enganché el tobillo y a los dos días la rodilla. !Dios mio! !que dolor intolerable! Tan intolerable que preferí ser tragada integra por la escalera antes que tener que enfrentarme a la lucha, al forcejeo para tratar de rescatar al menos el resto del cuerpo.
Me descubrí entonces en una oscuridad aplastante, donde todos los peldaños son planos y se deslizan para volver a formarse al salir a la superficie. Comprendí entonces que no había ganado demasiado, la oscuridad me asusta, las ranuras me hacen doler y los escalones en ciclo se transforman de plano a peldaño constantemente.
¿Que voy a hacer ahora? ......
Se me ocurre de pronto que quizás siendo líquido podría acomodarme mejor a todos los antojos de la escalera y que de una vez por todas cese el dolor.
Y yo-liquido, liquido tibio, casi viscoso, pude adosarme mejor a la escalera la cual no para de rodar y rodar.
La gente sigue pasando todos los minutos, todas las horas, todos los días y me suben y me pasan; son muy pocos, en realidad, los que advierten que estoy aquí, pegada dando vueltas y vueltas en un mecanismo perfecto, algunos hasta me saludan cada mañana, otros creen que soy parte de la escalera girando en la misma.
Pero ahora resulta que es jueves a las 7 y media, y como todos los jueves a la misma hora transita ella. Esta vez eligió el escalón donde yo-liquido tengo parte de la cara, la cabeza y el ojo izquierdo, y la muy guacha apoyó con todas sus fuerzas la punta del zapato, unos zapatos muy lindos, de cuero de víbora, y sin piedad oprimió el taco justo, justo en la pupila de mi ojo izquierdo.
Pero decidí callar, mientras yo-liquido quedara adosada a la escalera no habría peligro, no tendría que luchar con las fuerzas ni forcejeos.
Ahora es el jueves siguiente y seguro que vuelve ella, ahora cambió el par de zapatos, y yo seguí en silencio, con insultos de este nuevo dolor de ella apretándome, pero segura preferí seguir adorando a la escalera, ya casi casi estoy siendo la escalera misma.
Pero este jueves me tomaron por sorpresa, no logro entender que están haciendo ni que pretenden lograr, pero vinieron ella y él con destornilladores y llaves inglesas, en el momento que llegaron yo estaba medio dormida y como había estado lloviendo las botas y los paraguas me dieron mayor sopor, asi que no se con exactitud ni cuanto tiempo hace que están trabajando con esas herramientas y en definitiva tampoco se que están haciendo.
Pero hoy la escalera es un plano inclinado, el mecanismo está descompuesto.
Pero yo líquido seguiré aquí, todita desparramada, aferrada al plano, sujeta con todas mis fuerzas a esto que ya no parece una escalera, mucho menos una escalera mecánica.
Este jueves vinieron un grupito de gente, empezaron a copar la escalera o mejor dicho este plano inclinado, sigo intentando la resistencia, pero no puedo correrme ni medio milimetro porque me puedo caer, resbalar, desprenderme. Ellos están empezando a saltar, a zapatear y yo-liquido aterrada, aferrada.
El resto de la gente de cada día sigue pasando, algunos ni advierten lo que está pasando, otros protestan porque no hay peldaños y unos terceros hacen tobogán sobre yo-liquido.
De pronto una de las personas del pequeño grupo se enoja y me agarra de una cana, no sabía yo que tengo una cana!!, quizás por eso no la convertí en yo-liquido, pero con todo su enojo me tironea de la cana.
Ahora ella que siempre está allí con él y con el pequeño grupo de gente, todos los jueves a las 7 y media, me dá un grito, un grito con todas sus ganas, con grito que retumbó en los túneles de todas las líneas de subte: - Levantáte!!! Levantáte ya!!! ahora sigue diciendo algo así como que es mejor sufrir, pelear, luchar, forcejear que adosarse a algo, cualquier cosa que sea será nada, y menos que menos a una escalera mecánica.
Quiero balbucear, no puedo, quiero gemir, no lo hago. Me estoy sintiendo vibrar.
Estoy de pie. Yo-yanoliquido, estoy de pie. Estoy ahora mirando hacia la escalera y veo miles de pedacitos de mi desparramados allí, mi taco, mi tobillo, mi rodilla.
Pero yo-yanolíquido estoy aquí parada con un primer intento de un yo-sólido.
Ella ahora me empuja y estoy tratando de caminar.
Y hoy al igual que cada día, cuando bajo al subte para ir hacia el trabajo, tengo en cuenta el cuidado, la lucha, la fuerza y de ser necesario forcejear, después de todo existe un cartel que dice: “SEA PRUDENTE EN EL USO DE LAS ESCALERAS MECANICAS”
Escrito 4 de mayo 1981


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